viernes, 16 de noviembre de 2012

Domingo Martínez de Irala


Domingo Martínez de Irala



Buenos Aires, poco después de su fundación.

Domingo Martínez de Irala (Vergara, Guipúzcoa, 1509 - Asunción, actual Paraguay, 1556) fue un conquistador y colonizador español.

Marchó a América en 1535, enrolado en la expedición de Pedro de Mendoza, adelantado del Río de la Plata, participando al año siguiente en la primera fundación de Buenos Aires. A las órdenes de éste peleó contra los indios. Exploró junto a Juan de Ayolas el río Paraná y el río Paraguay y fue nombrado lugarteniente en el Puerto de La Candelaria (1537) (¿actual Corumbá?), donde quedó como capitán de la gente y barcos que quedaban en ese puerto, mientras su jefe se dirigía tierra adentro. Como era incierta la suerte corrida por Ayolas, del que se tenía noticias que había sido muerto por los indios payaguás, el veedor Alonso Cabrera lo confirma como lugarteniente de Ayolas, quedando así interinamente al mando del Río de la Plata con sede en Asunción,1 ciudad fundada por el capitán Juan de Salazar y Espinosa, que Irala con la ayuda de los demás conquistadores fortificó y aumentó la guarnición de la misma hasta seiscientos hombres, logrando pacificar los alrededores de la ciudad.

Al llegar el nuevo adelantado Álvar Núñez Cabeza de Vaca, las autoridades se niegan en principio a entregar el gobierno al adelantado aduciendo absurdamente que Ayolas era vivo y por lo tanto seguía en el mando Irala por ser su lugarteniente, cosa que no pueden concretar pues por las provisiones que traía el adelantado se le debía entregar el mando aún en esta situación.

Irala es nombrado maestre de campo del adelantado, partió al frente de una expedición ordenada por éste, en busca de la sierra de la Plata. Durante la misma, Martínez de Irala conspiró secretamente contra el adelantado en varias ocasiones, hasta que en 1544 consiguió deponerlo con una rebelión de sus parciales en la que el astutamente se mantuvo al margen. Sin embargo, tal suposición y relato de los hechos no es unánimemente compartida. Muy por el contrario Martínez de Irala se encontraba enfermo al tiempo de la deposición del adelantado y sólo pudieron resolverse los antagonismos entre las diversas facciones de la Asunción gracias a su buen tino. Los oficiales reales que depusieran al adelantado -pues "gobernaba tiránicamente, excediéndo en todo la orden de S. M."- efectuaron una votación en la que Martínez de Irala fue nuevamente escogido. Irala dispuso enviar al adelantado a la Península, donde fue juzgado y sentenciado, privado de oficio y desterrado a Orán, aunque más tarde fue rehabilitado.2

En 1543 fundó la Ciudad y Puerto de Los Reyes sobre las costas de la laguna La Gaiba en el Chaco a orillas del río Paraguay y de la Laguna de Jarayes;3 y llegó hasta el Alto Perú, donde ya otros españoles habían conquistado aquellas tierras.

En 1544 las tribus locales se rebelaron ferozmente contra los españoles mientras estos se hallaban en un conflicto interno por el cargo de gobernador. Aprovechando tal situación los guaraníes, agaces y carios marchan a Asunción con 15.000 hombres al mando del jefe Macaria acampan en sus cercanias. Irala los enfrentó con 300 españoles y 1.000 a 1.500 jheperús y bataheis. Tras tres horas de lucha los rebeldes son forzados a huir caóticamente siendo masacrados más de 2.000 y muchos más heridos. Durante la persecución los vencidos se refugían en el pueblo fortificado de Froedimidiere, tras tres días de asedio los españoles lo tomaron masacrando a los defensores y pobladores, tras esto algunos huyeron a Carayba, que no pudo ser tomada. Otros sobrevivientes huyeron a Hieruquizaba pero antes de llegar fueron destrozados por los jheperús. Posteriormente entre junio de 1545 y diciembre de 1546 el jefe Tavaré de los carios organizó una nueva rebelión con su tribu y los guaraníes en las zonas de Guarnapitán y Acaraíba (o Acahaí) hasta su captura y muerte en Hieruquizaba.4

En 1545, preparó la campaña contra los guaraníes y descubrió la tierra de los sabayas. Cuando regresó a Asunción en 1549, se encontró con que había sido depuesto de su cargo, pero fue repuesto en 1552, cuando el rey Carlos I de España lo nombró gobernador del Río de la Plata después de haber fracasado la corona en todos los intentos de enviar un gobernador a las provincias del Río de la Plata. Así Irala sin gastar un solo peso, pues se embarcó muy humildemente en la expedición de don Pedro, queda por descarte como gobernador del Río de la Plata. Le sucedió Gonzalo de Mendoza. De nuevo en Asunción, se habían producido grandes disturbios, los rebeldes habían decapitado a Mendoza y había tomado el poder Diego de Abreu, a quien Irala hizo asesinar. Tras recuperar el poder, se internó hacia el Oeste en una expedición de desastrosos resultados. En 1554, envió a Madrid a su sobrino Esteban de Vergara, para que diese cuenta al rey de sus servicios y vicisitudes y, en recompensa, el rey le nombró gobernador-propietario del Río de la Plata, pero le prohibió continuar con las empresas descubridoras. Fundó varias poblaciones y emprendió diversas obras, pero en 1556 falleció como consecuencia de unas calenturas.
Su familia y descendencia

Irala no sólo convivió con varias concubinas desde el inicio de la ocupación de Asunción, sino que además permitió que los españoles también vivieran cada uno de ellos con varias mujeres indígenas, lo que le valió la crítica de las autoridades religiosas, quienes para calumniar al Gobernador ante el Rey, llegaron a comentarle que llamaban a la Asunción el "paraíso de Mahoma". Sin embargo, esta permisividad fue el modo que halló Irala para concertar la paz con diferentes parcialidades indígenas, y en ello fue exitoso. Consecuentemente tuvo gran descendencia mestiza, que fue base de la raza criolla en esa parte de América. Sus hijas fueron entregadas en matrimonio a diferentes conquistadores también con el espíritu de establecer alianzas y equilibrios entre las distintas facciones cuya existencia caracterizó a la primitiva Asunción. El testamento del conquistador de 13 de marzo de 1556 reza:

"ITEM. Digo y declaro y confieso que yo tengo y Dios me ha dado en esta provincia ciertas hijas y hijos que son: Diego Martínez de Irala y Antonio de Irala y doña Ginebra Martínez de Irala, mis hijos, y de María mi criada, hija de Pedro de Mendoza, indio principal que fue desta tierra; y doña Marina de Irala, hija de Juana mi criada; y doña Isabel de Irala, hija de Águeda, mi criada; y doña Úrsula de Irala, hija de Leonor, mi criada; y Martín Pérez de Irala, hijo de Escolástica, mi criada; e Ana de Irala, hija de Marina, mi criada; y María, hija de Beatriz, criada de Diego de Villalpando, y por ser como yo los tengo y declaro por mis hijos y hijas y portales he casado a ley y a bendición, según lo manda la Santa Madre Iglesia..."

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