martes, 4 de junio de 2013

la historia de los orcos desde el punto de vista romano

CONTRA LOS ORCOS
Todo nuestro ejército se alzaba orgulloso por la colina rumbo a el pueblo orco. Perdonada mis modales soy Clark uno de los centuriones romanos y sirviente de Cesar. ¿Por dónde iba? ¡Ah sí! Pero ahí estaba Frangug el orco que hace que miles de romanos mueran cada día. Todo romano que lo mate será proclamado rey y podría morir tranquilo. El mago romano observaba la batalla al de 15 minutos salió y dijo:
-Como siempre  todos los romanos han muerto.
Cesar se levantó de su trono e hizo como si el muñeco de entrenamiento fuese Frangug
-¡Maldito seas!- gritaba mientras aporreaba a el muñeco.
Un hombre encapuchado se abrió paso hasta Cesar y dijo en alto con intención de que todos los presentes le oyéramos:
-Yo conseguiré que conquistéis al pueblo orco, tengo un plan pero tenéis que seguir mis instrucciones al pie de la letra.
Nadie confiaba en el o al menos eso creía yo porque todos empezaron a murmurar pero Cesar hizo que todos se callaran diciendo:
-Le haremos caso.                                                                          
Todos se sorprendieron y se callaron
-¿Cuál es tu plan?
 Nos lo conto a todos y parecía razonable. Cesar ordeno fabricar todo lo que se necesitaba para el plan y todos le hicimos caso. El extraño dijo que en una semana el plan estaría listo y que un romano voluntario lo ejecutaría.
Era el gran día, el día en el que Cesar esperaba vencer de una vez por todas a la aldea de Frangug. Todo estaba listo y casualmente en el sorteo hecho entre algunos romanos me tocó a mí llevar a cobo el plan del extraño hombre.                                        
Entonces allí fui y al contrario de todos los planes romanos anteriores este funciono. Llegaba la hora de la verdad que elegiría Fragug: morir y salvar a su aldea o salvarse y dejar aquella aldea y vivir solitario durante el resto de sus tiempos. Todos pensábamos que Frangug era un orco fiel pero que aun así como todos los orcos elegiría salvarse. Pero aquel día no ocurrió así, Frangug eligió morir y nosotros prometimos a Frangug que dejaríamos en paz a su pueblo.

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